La primera de la Feria de San Miguel se vivió esta tarde como un auténtico despliegue de valor y arte, donde los matadores se vieron desafiados por una corrida de Victoriano del Río que exigió lo mejor de cada uno. En el centro del ruedo, Juan Ortega demostró su maestría con una faena llena de estética, llevando el arte de la tauromaquia a nuevas alturas. Su interpretación del toro fue un canto a la belleza del toreo, dejando a la afición extasiada.
Por otro lado, David de Miranda hizo gala de una actitud firme y valiente, enfrentándose al desafío con determinación. Su actuación fue reconocida con una oreja bien merecida, testimonio del espíritu combativo que caracteriza a los grandes toreros. Ambos diestros lograron conectar con el público, fusionando la técnica con la emoción en un espectáculo inolvidable.
Sin embargo, no todo fue gloria en la tarde. Pablo Aguado, quien tuvo la difícil tarea de lidiar con el lote más complicado, se quedó sin premio, aunque su esfuerzo y dedicación fueron dignos de reconocimiento. El riesgo inherente al toreo se hizo palpable cuando el banderillero Javier Sánchez Araujo sufrió una cornada en el sexto, recordándonos la peligrosidad de este arte. Por su parte, el picador Salvador Núñez se despidió del toreo, cerrando así una etapa con la emoción y respeto que merece cualquier adiós en esta noble profesión.
En resumen, la primera tarde de la Feria dejó una mezcla de arte, valentía y un recordatorio de los riesgos que conlleva esta tradición.
Ficha del festejo;
Real Maestranza de Caballería de Sevilla (Sevilla).
Primera de la Feria de San Miguel.
Entrada: Lleno de 'No Hay Billete'
Toros de Victoriano del Río-Toros de Cortés.
Juan Ortega, de azul cielo y oro: Silencio y Oreja.
David de Miranda, de rosa y oro: Oreja y Ovación.
Pablo Aguado, de sangre de toro y azabache: Silencio y Ovacion.
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