--Jorge de Jesús “El Glison”, es originario de Saltillo, Coahuila, nació en 1960
Payaso de rodeo, jinete, charro, novillero, torero, domador, empresario, poeta, columnista, además de jugador de futbol americano, ingeniero y conferencista de superación personal, han sido algunas de las actividades que ha desarrollado “El Glison”. Sufrió 39 cornadas tanto en su trayectoria como novillero y como matador de toros y tiene 18 fracturas; consiguió vencer la gangrena después de una grave cornada en la plaza de Tlaxcala, el 7 de noviembre de 1987. --
--Jorge de Jesús, apodado El Glison, es un matador polémico y sutoreo es, además, una aberración dentro de la seriedad del arte de la lidia de las reses bravas.Por el morbo que despierta en las multitudes su valor inconsciente, también despierta la pasión a su manera y llena los tendidos de las plazas de los pueblos. Parte de la concurrencia le festeja sus trasteos, si así se les puede llamar. Usa un aparato ortopédico en la pantorrilla derecha y su ayuda le coloca otro en el brazo derecho antes de tirarse a matar, en ambos casos por las secuelas que le dejaron sendas cornadas.
La heterodoxia, la torpeza y los trucos son las características generales del toreo de El Glison, pues carece de técnica y conocimientos, como lo demostró su actuación del domingo, que al fi nal narramos Por lo que podemos concluir: El Glison es la vulgaridad del toreo.
Por; RAYMUNDO VAZQUEZ VILLALOBOS--
--Jorge de Jesús El Glison.
De vez en cuando al mundo taurino arriban extranjeros que le dan vida. Heterodoxos que no siempre dejan escuela pero que logran remover las aguas - a veces demasiado quietas-, del arte del toreo.Jorge de Jesús El Glison llegó a los cimientos de la fiesta taurina en México. A partir de su aparición, allá por mediados de los años 80, las plazas no fueron las mismas ni los
públicos, que polarizados, decían que se trataba de un fenómeno digno de ser festejado mientras que otros opinaban que era una ofensa a los clásicos y elementales valores taurinos. Mientras tanto, El Glison llenaba una vez y otra también, los tendidos. Su torero no era toreo. Podría decirse que lo que él hacía era Otra cosa, mezcla de bufón, genio, torero de siglos pasados y actor consumado. Solo que todo eso lo llevaba a cabo con una Verdad indudable: la del cuerpo que se expone y provoca la tragedia, el dolor, la herida.
Sin duda yo fui uno de los aficionados que opinaba que El Glison merecía un lugar importante en la fiesta y trataba de ver más allá del simple espectáculo de una especie de suicida romántico.Estoy convencido de que fenómenos así hacen falta en todos lados, para que lo posible y lo pensable, siga siendo cosa de héroes que derriban límites.Por: Ernesto Hernández Doblas.--