Luis Muñoz Palomo
REFRÁN TAURINO.
El toreo es tener un misterio que decir, y decirlo.
FERNANDO EL GALLO ESCRIBIÓ A SU AMIGO LAGARTIJO.
En cierta ocasión estando Fernando Gómez El Gallo enfermo, fue su hijo Rafael Gómez Ortega El
Gallo a torear una novillada sin picar a Córdoba tenia Rafael 15 años y Fernando por su enfermedad no podía desplazarse para verlo, tomó pluma y papel y se puso a escribir una carta a su amigo y compañero Rafael Molina Sánchez Lagartijo, diciendo así:
Querido amigo y compañero Rafael:
Va un chiquillo mío a torear a Córdoba, quiero que lo veas y me des tu parecer. Pasados diez o doce días se recibió una carta en Sevilla domiciliada en casa de Fernando El Gallo con el siguiente texto:
Querido compañero y amigo Fernando:
Ayer vi torear a tu chiquillo y paso a decirte que este niño si se cae de un quinto piso, cae torero de arte puro, aquí hay un torero de TRONIO, un abrazo de tu compañero y amigo Rafael Molina Lagartijo.
Fernando murió tranquilo, no se conoció a ningún torero que habiendo conocido a Rafael El Gallo, no fuera partidario acérrimo suyo. Con todos los que se hablara incluido Guerrita, Belmonte, Fuentes y otros, hicieron grandes elogios de Rafael. Posiblemente de los treinta pases que se dan en el toreo, veinte fueron invención suya, por ejemplo el pase por alto llamado “ El Celeste Imperio “ fue un tremendo éxito el Kirikiqui.
A Rafael le achacaban que no quería toros grandes y no era verdad, jamas le importó el tamaño del toro, siempre salvó a las empresas cuando más lo necesitaban toreando gratis. Cuando alguien comentaba que los toros eran muy grades, decía Rafael:
No, no, si yo no me los voy a echar a cuestas.
En cierta ocasión un toro de Veragua en Madrid le dio una voltereta tremenda, le lanzó dos metros por los aires. Rafael que tenía fama de medroso, se levantó de la arena y le hizo al toro la faena más grande que jamás ningún torero ha igualado, al preguntarle que como le cogió el toro dijo:
A mi no me ha cogido el toro, a mi me ha cogido el aire que, me ha metido la muleta entre las piernas. Así son los genios y Rafael Gomez Ortega, fue un genio del toreo.
LA FUERZA DEL CONSONANTE.
El primer diestro que ostentó el apodo “ Facultades “ fue un negrito peruano llamado “ Garman de Leon Facultades “ el cual, después de torear en Barcelona hacia el año 1899, juzgó un revistero de dicha capital con estas dos quintillas.
Podría ser buen torero
“ Facultades” el negrito,
Pues es robusto y pinturero
y se las da de bonito.
Sólo un detalle pequeño
En su simpático empeño
al negrito brasileño:
¡ Que no sabe torear !
La fuerza del consonante convirtió en brasileño al que, como hemos dicho era peruano.
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