miércoles, 3 de julio de 2019

Voy a contar una historia, Jose Ignacio Bullard




Jose Ignacio Bullard


Fue por Ego o Afición, no lo se
Voy a contar una historia, no recuerdo exactamente el año, pero deben de haber pasado unos 14 años cuando después de un tentadero en la ganadería Camponuevo, el ganadero que es el Matador Rafael Puga me comienza a decir, entre joda y verdad, que yo nunca había tenido el valor de vestir el traje de luces (me lo dijo con otras palabras), mi respuesta fue que yo respetaba este sagrado traje y que era aficionado practico y desde la adolescencia había hecho el compromiso de no hacerlo, de niño por supuesto soñaba con ser matador de toros y dedicarme al torero profesional, gracias a Dios tuve un sabio padre que me hizo entender la diferencia entre vivir esta afición como aficionado o cruzar la raya al profesionalismo. Pero esa noche la conversación con el Maestro continuo con una copa o dos y yo le seguía diciendo que no es por cobarde, pero me gano el ego y le dije que si me atrevía a pesar de mis 32 años y le di la mano, un poco viejo para debutar de novillero. Para ser sincero pensé que la conversación quedaría ahí, pero unos días después recibo una llamada del Maestro Rafael que nunca olvidare “¿estas flaco o gordo?, porque estas anunciado con tres matadores de toros, 2 españoles y un francés en Santa Catalina” un pueblo a Ese día empecé un corto periodo de entrenamiento porque mi primera sorpresa fue que no me cerraba
Les mentiría si les digo que los días previos no me sentí torero, como disfrute tentando en Camponuevo, reseñando el ganado, hablando de toros y compartiendo anécdotas, por supuesto cargado de nervios, miedos y ansias de que todo ruede bien.

Hasta que llego el 5 de mayo, subimos el pueblo en la camioneta del ganadero por un camino que daba más miedo que torear, eran algo de 80 kilómetros de trocha que te demorabas 5 horas en recorrerlos y que tenía fama de asaltos, el carro que subió antes que nosotros llevaba 2 impactos de bala. Ya en el pueblo contra las recomendaciones de todos me comí un seco de cordero, no falto mucho tiempo para que mi cuerpo sintiera los 3,400 mt de altura del pueblo, pero ya eran las 3.30 de la tarde y estaba yo haciendo el paseo de cuadrillas vistiendo el nazareno y oro con el que el Maestro Rafael Puga se había despedido de los ruedos acompañando a 3 matadores de toros con nuestras respectivas cuadrillas.
Me toco abrir plaza y después de un buen saludo con el capote y brindar al público, no se me ocurre mejor idea que preguntarle al Matador David Gil como cree que debería empezar la faena y su respuesta fue la que no quería escuchar “ de rodillas, te va ayudar”, sin pensarlo 2 veces cite al camponuevo con las dos rodillas en tierra y el bravo novillo no paro de repetir por los que le pegue algo de 8 muletazos de hinojos y no de valiente si no que no tenía la fuerza de ponerme de pie con el traje de luces, me tuve que apoyar con la mano para ponerme de pie, a la primera tanda con la derecha me tiro a los lomos y me salió ese torero con el que soñaba de niño sin mirarme volví a la cara del novillo, descalzo, porque me rompió las zapatillas en la voltereta, después de una variada faena deje la espada en el novillo y la autoridad me concedió una oreja a pesar de la petición de la segunda o eso es lo que yo creía que me merecía jajajaja.
Hasta el día de hoy no estoy tan seguro de que, porque lo hice, pero de lo que si estoy seguro que desde ese día aprendí a respetar más a los profesionales que visten de luces, que el toreo no es un juego y que el traje de luces hay que honrarlo y sobretodo respetarlo, a pesar que salieron un par de ofertar ese día para volver a torear de luces mi decisión estaba más que tomada, que era regresar a las filas de los Aficionados Prácticos, lo cual agradezco y disfruto cada día, no quiero dejar de agradecer al Maestro Rafael Puga por haberme hecho vivir un sueño que tuve de niño que me sirvió para amar y respetar aún más a la fiesta más bella que hay y que tanto amo.



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