sábado, 9 de diciembre de 2017

El Huracán de los Andes ¿la otra tauromaquia?




Renzo Taurino Riva Gensollen

El tremendismo: ¿la otra tauromaquía?

"En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira"
Mientras fue sólo una manera valiente se aplaudió y emocionó a los públicos. En cuanto se le ha dotado de un nombre sin fortuna ha pasado a definir lo antiestético del toreo, lo despreciable y para algunos hasta ridículo; conclusión injusta, desprovista de objetividad taurina. La utilización de esta palabrota, el 'tremendismo', produce desasosiego interior y una repulsa inmediata tal y como nos la han servido y mal vendido para matadores valientes. Hay una absoluta divergencia pues de lo que ha interesado describir y mal definir. Por lo tanto, creo sinceramente que, el empleo peyorativo de la palabra 'tremendismo', muy mal adjudicado a partir de los años cincuenta al noble y esforzado arte de torear es sólo una palabra desacertada y no un hecho. Solo de pasada, me detendré en aspectos del ser del torero muy estudiados por la medicina bajo los impulsos y en función de la sintomatología ó biotipología que se dan en el torero, determinados en tres grupos: los endomórficos (gruesos, relajados, tolerantes etc.), los ectomórficos (rígidos, encorsetados, retraídos, solitarios) y los mesofórmicos (atléticos, gustan del riesgo, ruidosos y explosivos que gustan de la acción).
Otra característica peculiar y definitoria de esta especie de foto-robot del torero, léase 'tremendista', es la más conocida sin saberla el público, a saber, la 'pulsión', que es la capacidad del diestro para desarrollar una fuerza biológica inconsciente que le provoca una conducta audaz. Esta 'pulsión' es lo que vulgarmente conocemos como 'vergüenza torera', que le debe más percances a la intervención desaforada del público que al propio toro. Chicuelo II, una tarde fue increpado por el respetable: "con la izquierda, con la izquierda", le gritaban. Hizo caso y vino la cogida. Vimos también en TVE en Las Ventas como el espada Curro Vázquez, en una tarde de intensa lluvia en una grandísima faena de muleta, como fue increpado de malos modos por cierto sector de ese mal público del 7; el torero miró al tendido y se dejó coger, la cornada fue brutal, en la femoral. ¿Quien no ha oído con desdén decirle a un torero… ese, es un 'tremendista' después de jugarse la vida?
Veamos a dos toreros nacidos en el mismo año, máximas figuras, idolatrados, uno sobrio, seguro, el otro lleno de gracia, de modernidad, improvisando ante el toro. Se retan antes de la corrida y en ella llega la hora de entrar a matar el primero, arroja la muleta y mirando al otro matador se perfila tomando el castoreño y metiendo la espada hasta las péndolas; pero el otro no solo tiró la muleta y el castoreño tomó un peinecillo que le sujetaba la coleta y con ella en la mano mató al toro de soberbia estocada. ¡No! No era Antonio José Galán… ¿El Loco? Al que tanto se le acusó de 'tremendista' por hacer lo mismo con los miuras, no; eran Pedro Romero y Pepe Illo en la plaza de toros de Cádiz en 1796. Otro torero, bajito de estatura que decía "cuando oigo los clarines me olvido hasta donde me amarro la faja". Se quitaba las zapatillas y golpeaba en el testuz al toro. Quitaba al toro las banderillas una a una y daba con la punta del pie al hocico. Era desafiante a los públicos (no, no era Miguelín) era un torero de tronío, arrollador, era Francisco Arjona Guillen "Curro Cuchares", el del "Arte de Cuchares". ¿Tremendista?
Madrid, toros de Saltillo, uno hace un quite y se queda de rodillas ante el toro dándole la espalda; se acerca el otro en la gran competencia, se miran y este se tumba mirando al toro, el otro hace lo mismo y allí están los dos tumbados como en la playa. El presidente les manda a los alguaciles amonestándoles "y que se atuvieran a las normas clásicas". ¿Tremendismo? ¿Eran dos chalaos? Eran Lagartijo y Frascuelo el 11 de mayo de 1868.
Y para rematar, otro 'tremendista', fue en Sevilla, un 23 de abril. Quinta corrida de Feria, toros de Guadales con dos monstruos del toreo, mano a mano y, así lo describió el crítico más importante del momento: "Se ha mostrado hoy en dos distintos aspectos, uno en el que a mi me gusta, porque es en el que menos le conocía, en el de ¡valiente, valiente! con un manso desabridote y reservón. Se salió de la suerte andando de rodillas y encima de él le ha metido la muleta en los hocicos pegándole después con la rodilla en la cara, (no, tampoco era Miguelín) asiéndole del pitón. Las ovaciones tronaron unánimes en los oídos del torero. En su otro aspecto en el de torero sabio y de recursos en el que no se si porque le conozco más, le admiro menos, hoy le he encontrado admirable". Firmado- Cesar Jalón 'Clarito en 1920'. El espada era Joselito, ¿que era también un tremendista? Y el otro, Juan Belmonte, un heterodoxo, también un 'tremendista' y después puro ortodoxo; en qué quedamos. Al final de todo, ya lo dijo Campoamor: "… todo es según el color del cristal", etc.
A 'Miguelín', sabio entre los sabios, críticos de pluma fácil le llamaron 'tremendista', decían que llevaba el libro de la tauromaquia bajo el brazo; pero lo había leído al revés. Pues en su memoria y crédito, aprovecho recordarlo este domingo para el buen entendimiento y saber de los aficionados que, de verdad, ya van quedando muy pocos. DS



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