martes, 3 de febrero de 2015

Vanesa Montoya: la primera torera gitana



Vanesa Montoya: la primera torera gitana

La magia del toreo es que juegas con la vida y la muerte. En el toreo perder es morir. El año pasado yo maté veinte novillas en la plaza. Y doy también muchas volteretas. A veces pienso en el peligro. El torero pierde el miedo cuando se viste con el traje de luces . Al salir a la plaza de toros estudias al novillo, pues no hay dos animales iguales.

Piensas en cómo torearlo. Cuando capeas es el momento más mágico. Es la lucha del conocimiento contra la fuerza. Te concentras mucho para estudiar al novillo. Todo pasa en milésimas de segundo. Se trata de pensar e improvisar al mismo tiempo. Soy supersticiosa y cuando toreo llevo conmigo una estampa del Cristo de los gitanos, pues yo soy gitana.

Desde que tenía ocho años yo quería torear. Pero mis padres no me dejaban. A los doce años entrenaba con amigos y a los quince años empecé en la escuela taurina de Sevilla. Entreno todos los días tres o cuatro horas, excepto los domingos. Hay toreros en la familia de mi padre y en la familia de mi madre. La persona de la familia que más me ayuda es el hermano de mi madre, que es novillero en América. El me ha llevado a torear en México. Ahora tengo 19 años, y mi mayor ilusión es torear en Sevilla, donde vivo, en la plaza de toros de la Maestranza.

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