miércoles, 29 de abril de 2020

Antonio Ordóñez, el catedrático del toreo




Luis Muñoz Palomo





REFRANES Y FRASES DE TAUROMAQUIA.

Cargar la suerte, es cambiar el ventajoso toreo en línea por la hondura y la profundidad, al cargar el cuerpo sobre la pierna contraria.

LA CORNADA DE UN PAVO SIN ALAS A ANTONIO ORDOÑEZ.

Los que alcanzan el grado de figuras del toreo asumen con toda naturalidad que los toros tienen
cuernos, cogen, hieren y a veces hasta matan.
Antonio Ordoñez Araujo siendo un chaval, fue corneado por un “ Pavo “ y demostró que estaba preparado para lo que se presentara en el mundo del toro. La cornada:
En Sevilla conoció Antonio Ordoñez a los Vazquez, en la casa donde vivían por la mañana toreaban de salón y por la tarde iban algunos amigos y entre ellos Antonio Ordoñez para practicar el toreo.
Una de aquellas tardes, los muchachos entregados a su juego, Antonio Vazquez con una cornamenta de un toro de Antonio Pérez Tabernero que había matado en Sevilla su hermano Pepe Luis, se presentó para la faena. Antonio Ordoñez al ver aquellas hasta tan finas y puntiagudas dijo:
“ Buen pavo debió de ser este “ embestía uno de ellos con la cornamenta y se corría el turno, todos toreaban.
Antonio Vazquez que era el toro en aquel momento, se fue hacia Antonio Ordoñez con mucha fuerza y brío. Antonio Ordoñez apoyado sobre los talones, lo esperó y este recibió un puntazo en su pierna derecha, Ordoñez siguió toreando, la faena continuo hasta bien entrada la noche y Antonio Ordoñez no quiso decir nada, estaba herido, en su casa tampoco dijo nada y la herida se infectó, cuando quiso darse cuenta tuvo que estar quince días en la cama sin poder mover la pierna. Así es el toreo, así son los toreros, se dice que están hechos de otra pasta.

PROFECÍA CUMPLIDA.

Antonio Sánchez “ El Tato “ tomó la alternativa en Madrid el día 30 de Octubre del año 1853 en una corrida de ocho toros que murieron a manos de Curro “ Cúchares,” Cayetano Sanz, Manuel Arjona y el neófito, “ El Tato,” fue el que había de ser su suegro quien le cediera su doble turno, o sea los toros primero y último.
Ya era “ El Tato “ por entonces bastante popular, contaba con muchas simpatías y permitía fundar las mejores esperanzas sobre su porvenir, por lo que un revistero de la época escribió estos versos con ocasión de dicho doctorado.

Entre lo malo y barato
que por estas plazas vemos,
con júbilo saludemos
a Antonio Sánchez “ El Tato.”
Tiene un arte y un valor
demostrados por entero;
será “ El Tato “ un gran torero.
Lo digo yo, si, señor.



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