Jesús Enrique Colombo enfrentó al segundo de Francisco Cordero al que tuvo que llevar entre algodones debido a su falta de fuerza, inclusive el ejemplar se echó en el ruedo antes que el novillero se tirara a matar. El sexto de La Guadalupana dio buen juego y el torero sudamericano lo aprovechó a carta cabal para ejecutar una lidia completa. Mató de estocada entera y se le concedieron dos orejas, las cuales obsequió a un niño, al cual tomó en sus brazos para dar la vuelta al ruedo con él. Al final de la novillada salió a hombros.
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